LA ALEGRIA DE VIVIR
Por Omar Cervantes/ Especialista en Adicciones
Hace un par de semanas tuve ocasión de ir al cine a ver la película mexicana “Me estás matando Susana”, cuyo guión es de Roberto Sneider y Luis Cámara, protagonizada por Gael García y Verónica Echegui, en cuya sinopsis oficial de este “drama-comedia” menciona que es una historia de las contradicciones del amor por una mujer y la idiosincrasia machista del personaje central, en un viaje “divertido, doloroso y en última instancia romántico”, que a mi parecer es un excelente ejemplo para ilustrar lo que puede llegar a ser una relación tóxica y codependiente de pareja, lamentablemente, como muchas que abundan en nuestro país.
En una de esas típicas relaciones de “pégame pero no me dejes”, en las que el machismo y la sumisión se funden en una simbiosis patológica y en la que (lo siento por los que no la han visto, pero debo contar el desenlace) al final después de haber “terminado” la relación, la dama regresa como si nada hubiera pasado con el conocido “vamos a intentarlo nuevamente” y literal, tras unas nalgadas de parte del hombre, se enfrascan en un nuevo intento que deja al espectador cualquier cantidad de posibilidades imaginarias de lo que sucedería después.
Infidelidades, celotipia, manipulación, control, miedo, violencia, engaños, mentiras, envidia, obsesión y una cierta dosis de humor, son los ingredientes de este filme que por cierto bien podrían servir para definir “el guion de la codependencia en las relaciones de pareja” como el libro de ese nombre de Gloria Noriega Gayol que define de una manera muy simple lo que sucede en infinidad de parejas mexicanas que no saben poner límites, que confunden el amor con dependencia y que son causales de muchas otras patologías físicas, emocionales o mentales.
Aunque he escuchado críticas de la película o comentarios de que “no está buena”, quizás sea porque a nadie le gusta que le retraten con humor parte de la realidad social en la que vivimos y que tan sólo basta darle una vuelta al cuadrante de la radio para entender que es parte de nuestra cultura cuando cantamos letras sin percatarnos quizás de su significado como por ejemplo las tan de moda actual del inolvidable Juan Gabriel como “yo no nací para amar, nadie nació para mí”, “no te aferres a un imposible, ya no te hagas ni me hagas más daño” o las clásicas de canta-bar como “que triste fue decirnos adiós cuando nos adorábamos más”, sin poder excluir de esta bonita lista la tan tarareada “Preso” con su estribillo “tú me tratas como quieres porque yo soy preso de la cárcel de tus besos” y así con todos los éxitos de antes y de ahora.
Más allá de la película, de la cultura y de la idiosincrasia machista-sumisa del mexicano, deberíamos en realidad elogiar el título de esta narrativa y ponerle un alto a esta patología en la que muchas Susanas mueren todos los días emocionalmente al menos, a manos de sus parejas y viceversa.