Todos terminamos hablando de Dios

20/10/2016

LA ALEGRIA DE VIVIR

Por Omar Cervantes/ Especialista en Adicciones

El programa de los 12 pasos de alcohólicos anónimos que ha sido adaptado a muchas otras adicciones y que ha sido un modelo de éxito por más de 80 años en todo el mundo, entre otras muchas de sus bondades es lo que los especialistas denominan la espiritualidad de la recuperación y que nada tiene que ver con teología o religión.

Carl Jung, uno de los psiquiatras destacados y fundador de la escuela de psicología analítica, en los inicios del programa de AA fue uno de los que no tuvo evidencia científica para explicar el funcionamiento de este método y concluyó que sólo a través de una experiencia espiritual podría haber un cambio en un adicto.

Por ello los veteranos fundadores y redactores del programa tuvieron cuidado de explicarle a los prospectos que, si bien el proceso implica una experiencia espiritual, nada tiene que ver con la religión y cada uno de los asistentes puede definir en quien creer o no creer y en toda la literatura del modelo se habla solamente de un poder superior y en todo caso de un dios, como cada uno lo conciba.

Y aunque en algunos grupos de ayuda mutua se dice que tarde o temprano todos, ateos, agnósticos, escépticos, creyentes y no creyentes, terminan hablando de un dios y cada uno lo define cómo es, la espiritualidad, concebida terapéuticamente como una nueva forma de percibir y darle sentido a la vida, es una de las herramientas más poderosas de cambio, conversión y rehabilitación de un adicto.

El mismo Jung al expresarse del programa señaló que la adicción es como una dependencia a un espíritu negativo y que la única forma de derrotarlo era a través de la experiencia con un espíritu positivo que pudiera generar una nueva forma de vida en el enfermo.

Aunque para algunos hablar de dios puede ser controversial y en otros casos algunos prospectos para recuperarse suelen mostrarse desconfiados cuando se les dice que en los 12 pasos de su programa hay un poder superior, lo que finalmente les hace en la mayoría de las veces aceptar la ayuda, es el hecho de coincidir en que, habiendo hecho muchos esfuerzos individuales, nunca pudieron superar su padecimiento por sí mismos.

Para algunos, la fuerza del grupo como un todo, las herramientas del programa, los compañeros, los padrinos o los terapeutas simbolizan de inicio eso que es “superior” a lo que hasta antes habían hecho solos y que les es difícil ignorar cuando comienzan a escuchar los testimonios de que muchos antes que ellos, han podido renacer a una vida nueva libres de adicción.

Por ello en las clínicas más prestigiadas del mundo se habla siempre de que el mejor modelo de atención a un adicto es uno integral que combine los cuidados médicos, la atención psiquiátrica en caso de ser necesaria, el trabajo psicoterapéutico con un especialista en adicciones, los 12 pasos y una nueva concepción espiritual que saque del abismo al paciente y lo traslade a la luz que brinda la alegría de vivir.

Omarcervantesrodriguez.esp@gmail.com