Un cambio de vida

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03/11/2016

La Alegría de Vivir

 Una de las características de los programas de rehabilitación o de recuperación de adictos  es que para prosperar y no volver al sitio a donde la enfermedad los había colocado, debe experimentarse un cambio de vida hacia una sobriedad plena.
Los alcohólicos anónimos por ejemplo, dicen que el dejar de beber es solo un primer paso muy importante en la recuperación, aunque para sostener la sobriedad se requiere de un cambio de juicios y actitudes diferentes a la forma de vivir que anteriormente tenía el adicto.
Algunos enfoques psicológicos encuadran el tratamiento desde el modelo de cambio o la teoría motivacional, bajo la premisa de que la forma de vivir del individuo que lo llevó a la adicción es una que ya no le está funcionando  y le está causando dolor y sufrimiento a sí mismo y a su alrededor, por lo que una manera diferente podría resultarle en muchos beneficios.
En términos espirituales cuando se reconocen los daños que una vida está teniendo llena de sombras, carencias y vacíos, solamente una conversión con una nueva perspectiva que le de un nuevo sentido, podría ayudarle a la persona a salir del abismo a la luz, en lo que algunos llaman despertar de la conciencia o evolución.
El común denominador entonces una vez que se ha aceptado que ya no se puede luchar contra la adicción y desea recuperarse de su enfermedad es un cambio, ya sea de hábitos, de conductas, de pensamientos, de creencias, de juicios, de actitudes y del sentido de vida.
Para ello es fundamental primero reconocer como era la vida que llevó a la persona al sufrimiento de la adiccion, sus emociones, pensamientos, creencias irracionales, miedos, carencias, hábitos, relaciones, compañías y todos los factores que le hacían consumir o tener conductas compulsivas.
En términos académicos, reconocer los factores de consumo o recaída que se abrevian como MES: el medio ambiente, el estrés y la exposición a la sustancia.
En las técnicas de prevención de recaídas entonces es bien importante detectar el medio ambiente que era propicio para consumir (lugares, personas, situaciones), los factores de estrés que causaban inestabilidad emocional (familia, escuela, trabajo, responsabilidades, dinero, salud, relaciones) y el acceso a la sustancia (alcohol, drogas, juego, etc), todo ello con la finalidad inicial de detectarlos para poder evitarlos como detonadores de consumo.
Y una vez detectados los factores de riesgo, construir una forma de vida con factores de protección que propicien una nueva forma de vivir, bajo la guía terapéutica de un profesional y si posible, asistencia a un grupo de ayuda mutua.