Vivimos en una sociedad permisiva

29/01/2017

LA ALEGRIA DE VIVIR

Por Omar Cervantes/ Especialista en Adicciones

Cuando se habla de adicciones, entre ellas el alcoholismo, que quizás sea la más común, parecería que quienes tienen contacto con la realidad que esta enfermedad encierra, suelen despertar una consciencia que les permite comenzar a ver una realidad que otras personas no hacen.

“Es increíble como todo gira en torno al alcohol”, “es que vivimos en una sociedad alcohólica”, “toda la mercadotecnia y los medios de comunicación promueven el consumo de la bebida”, “es que hoy los chavos beben más que en mis épocas” y frases de esta naturaleza son algunas de las que más se escuchan entre quienes han pasado de ser simples espectadores de esta sociedad etílica, para convertirse en personas en contacto con la adicción al alcohol, ya sea que la padezcan o que tengan algún familiar o conocido con ella.

En efecto, en términos de prevención, uno de los factores de riesgos más analizados e incluso regulados y legislados es el de las influencias sociales, mercantiles y culturales que favorecen el consumo del alcohol y, recientemente, por desgracia, de otras drogas.

Hasta hace poco se hablaba del alcohol y la nicotina como dos drogas legales comúnmente aceptadas en la sociedad, cuya lucha por prevenir sus consecuencias lleva muchos años de irse perdiendo en la batalla, mientras recientemente otras sustancias como el THC (cannabis o marihuana) han comenzado a asomarse en esta lista de sustancias “recreativas”, lo cual no sólo es en mi opinión un retroceso que nada tiene que ver con la moral, sino la puerta de apertura para un problema de salud pública que muy pronto tendremos en pleno crecimiento.

Bajo el argumento de las garantías “individuales” y otros debates sociales y políticos, la despenalización del consumo del cannabis, así como la influencia de otros países donde su uso ya es “permitido”, nuestros jóvenes mexicanos han agregado a su lista de temas normales, el del consumo de esta droga adictiva, con cualquier cantidad de argumentos de defensa para utilizarla.

“Es que todos mis amigos la consumen”, “es que es increíble que te das cuenta que todo mundo la fuma y ni me había dado cuenta”, “es que no hace daño”, “es que la puedo controlar”, “sólo la uso de vez en cuando”, “es peor el alcohol”, “no causa adicción” y cualquier cantidad de clichés son cada vez más “normales” entre los jóvenes consumidores de marihuana.

A todos ellos yo les digo normalmente que más allá de los debates y argumentos a favor o en contra, les invito a conocer testimonios de adictos a la marihuana que han tocado fondo y que han vivido en las tinieblas del sufrimiento.

Al margen de toda la retórica mi opinión es que en esta sociedad permisiva en la que vivimos, es momento de no acostumbrarnos a ver el consumo de alcohol, marihuana y otros como algo normal, sino como una patología social que tarde o temprano podríamos estar lamentando y pagando consecuencias graves.

Omarcervantesrodriguez.esp@gmail.com